sábado, 3 de abril de 2010

5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13 y 14.- Una historia del 1900 / A story of 1900

Colección de 20 tarjetas postales de las que aquí presentamos de la 11 a la 20, de 140 x 91 mm impresas hacia 1900 en Madrid sobre cartulina con fotografías que narran una historia donde un sacerdote escribe para una muchacha analfabeta una carta de amor, todas las fotografías están realizadas en la misma habitación donde aparece un escritorio, diverso mobiliario, un reloj de pared y cuadros, siendo el principal el de enfrente donde aparece la cucifixión de Jesucristo. En el escenario están el cura y la muchacha que cambian de pose en cada una de ellas en función del texto.

Traducción al inglés con Google:

Translation into English with Google:

Collection of 20 postcards from those presented here of 11 to 20, 140 x 91 mm printed around 1900 in Madrid on cardboard with pictures that tell a story where a priest writing for an illiterate girl a love letter, all photographs are in the same room where you see a desk, different furniture, a wall clock and tables, the main across the street where Jesus Christ appears cucifixión. On stage are the priest and the girl pose change in each of them according to the text.

El beso aquel que de marchar á punto
te dí... ¿Como sabeis...?
Cuando se va y se viene y se está a punto, 
siempre... no os afrenteis.

Y si volver tu afecto no procura,
tanto me haras sufrir....
¿Sufrir y nada más? No, señor Cura,
¡Que me voy á morir!


- ¿Morir? ¿Sabeis que es ofender al cielo?

- Pues sí, señor, ¡morir!
- Yo no pongo morir


- ¡Que hombre hielo!
- ¡Quien supiera escribir!


Escribirle, por Dios que el alma mía
ya en mi no quiere estar;
que la pena no me ahoga cada día...
porque puedo llorar.


Que mis ojos, que él tiene por tan bellos
cargados con mi afán, 
como no tienen quien se mire en ellos, 
cerrados siempre están.


Que siendo por su causa, el alma mía
¡goza tanto en sufrir!
Dios mío, ¡cuantas cosas le diría
si supiera escribir!



. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 
Pues señor, ¡bravo amor! Copio y concluyo:
A Don Ramón . . .


                                      En fin, 
que es inútil saber para esto arguyo
ni el griego ni el latín.

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